miércoles, 29 de octubre de 2008

Tu.

Tu.









Tan hermosa que me quitas el sueño, que perturbas mi mente, me haces pensar en lo inimaginable, que me tientas a pecar contra Dios.









Tu.






Pequeño fantasma que me invitas a morir para poder amarte.

Respuestas.

Las preguntas se inician con la vida y se responden con la muerte. Miles de interrogantes inundan nuestro ser a lo largo de ese tiempo que llamamos vida, algunas se responden, otras no y así se quedan.

Cuando las preguntas son tantas la vida puede ser tan pesada, monótona, sin sentido y vacía que pronto sin darnos cuenta tomamos esa decisión. Sus primeros indicios son pensamientos, después actos e intentos, a veces consumados y en la mayoría fallidos.

El alma y el corazón se han cansado de sufrir, solo desean que todo termine, conspiran contra la vida misma para que la muerte llegue pronto y los libere de su tormento.

Tal vez somos egoístas, pero no lo veo así, porque nos lastimamos para dejar de herir a las personas que amamos.

Las preguntas se inician con la vida y se responden con la muerte.